Cap. 12 - ¿Sos feliz?



Llevo... ¿cuánto? ¿cuatro meses sin tomar? Cuatro meses sin tocar una sola gota de alcohol. Y si hoy, en este preciso momento, tuviera que darles un consejo, sería: No lo hagan por favor, por el bien de su salud mental, no lo hagan, no dejen de tomar, ni siquiera lo piensen. “¡Pero, Jorge!”  -me veo venir las acusaciones- “¡Eso es apología al alcohol! Le estás diciendo a todos y cada uno de tus lectores que dejar de tomar es malo... Eso NO esta bien...” 

¿Apología? No, realidad.

Son las 6 de la mañana de un martes... Insomnio: uno de los grandes beneficios que gané por mantenerme sobrio. Y no vayan a creer que es el único. No niego que la abstinencia tiene sus ventajas, pero sí puedo decir que, en mi balance, pierden. 

Nunca mentí, jamás fue la idea de estos capítulos inventarles una historia sobre lo que quieren leer. Lo importante de estos escritos era y es, mantenerlos fiel a la realidad de lo que pasa, de lo que realmente se siente y hoy, con todo el pesar del mundo, les digo que semejante esfuerzo cuesta creer que valga la pena.

En mi última visita al psiquiatra, me hizo una pregunta que creo es la base de todo esto, fue simple y concisa "¿estás contento?". Parece fácil de responder y, de hecho, lo es: No, no estoy contento, no estoy feliz. Y este estado de sobriedad constante lo único que está logrando es darme más motivos para estar de pésimo humor cada uno de los días en los que me levanto de la cama. 

Si nunca soporté las estupideces de la gente, tendrían que ver lo que es ahora... Estoy más que seguro de que estar borracho todo el día tiene sus ventajas y una muy importante es que te importa una mierda lo que pasa alrededor. ¿Mal día? Cerveza. ¿Se rompió el auto? Cerveza. ¿Estás podrido de tu trabajo? ¿Te molesta el rumbo que le diste a tu vida? ¡No hay problema! Cerveza. La cura y la solución a todos los males por el módico precio de un par de billetes... 

Claro que ese par de billetes puede hacer una diferencia en tu economía cuando no sólo se trata de un par. Hagamos una cuenta simple: 31 días tiene el mes, 5 cervezas es el promedio que tomaba por dia -y estoy siendo modesto, porque debería subirlo a 6, considerando que los fines de semana arrancaba a tomar a eso de las 10 de la mañana, pero vamos a dejarlo así-. 31 días, 5 cervezas diarias, nos da un total de 155 cervezas al mes, y a este resultado vamos a multiplicarlo por el precio de la cerveza, que debe estar en los 10 pesos... 1550, ese es el número que siendo un alcohólico de "mi tipo", el que mayormente toma cerveza -y además, no tomo cualquier cerveza, al menos no hasta la tercera o cuarta-, puede llegar a gastar como mínimo por mes. Hablo de un mínimo porque no estoy teniendo en cuenta detalles como el alikal para los días complicados, ni la gaseosa del otro día, ni el gatorade para las resacas extremas, lo que podría llevar a que sea 2000 el número más cercano a la realidad. Y no, no estoy exagerando.

Así que así es señores y señoritas, 4 meses para 5, fresco y esto me parece la puta mierda.
Sigo sobrio, pero les tengo una noticia que podría llegar a no sorprenderlos en absoluto: la clave de la felicidad eterna tampoco está lejos de la botella de alcohol. Así que, si deciden dejar de tomar, estén preparados para más problemas que soluciones.

Mi última visita a Puiggari, al sanatorio de la salvación como me gusta llamarlo irónicamente, por supuesto, no fue del todo satisfactoria. Normalmente solía salir de ahí con un cierto sentimiento de alegría, pero esta vez no fue así, me fui enojado, de mal humor, y esto fue por dos cosas muy puntuales: primero, la oportuna pregunta de mi Mesías "¿sos feliz? ¿Estas contento ahora que llevas estos meses sin tomar?” ¿Cuál era la necesidad? me pregunto yo ¿Feliz? ¿De qué felicidad estamos hablando? Yo no fui ahí buscando la felicidad... simplemente fui a buscar pastillas, si, pastillas que básicamente me ayudarán a dejar de tomar dado que mi fuerza de voluntad para las adicciones no es la gran cosa... no sólo me pasa con el alcohol, estoy fumando un parisiennes mientras escribo, pero ese es otro problema, otra dependencia que también me va a matar a largo plazo, así que, haciendo honor a las pocas neuronas vivas que dejó la bebida, debería dejarlo también. 

Pero esa pregunta... "¿Sos feliz?"... ¿Soy yo el problema? ¿Alguien realmente puede contestar eso sin dudarlo? Supongo que sí.

Mi Mesías, ya demostró ser un tipo inteligente, una persona a la que vale la pena darle una oportunidad. Después de esa pregunta absolutamente innecesaria, para cagarme la vida, agregó "sería buena idea que comiences una terapia, con un psicólogo, digo". BINGO. No es que tenga nada contra los psicólogos ni mucho menos, inclusive creo que muchas veces son de utilidad, pero no es algo que esté dispuesto a hacer por el momento, simplemente, no tengo ganas. Aunque el problema más grande quizá, tenga que ver con que no tengo ganas de hacer nada, en absoluto, una falta total de motivación, una apatía absoluta hacia lo que me rodea. Nada de lo que me gusta hacer realmente lo disfruto, nadie con quien quiera estar realmente lo escucho... No tengo esa conexión con el mundo, la perdí... en algún lado.

7 de la mañana, es todo por hoy.